CLARA SCHUMANN es una mujer por la que siento una gran admiración desde que leí su biografía. Me he preguntado en ocasiones a dónde habría llegado si hubiera tenido una vida un poco más fácil. Probablemente tendría la misma fama que MOZART o BETHOVEN ya que talento y conocimiento no le faltaron. Su marido, ROBERT SCHUMANN, es innegable que ha aportado mucho al mundo de la música y por eso es respetado pero era un hombre depresivo y muy complicado por lo que CLARA tuvo que soportar muchas penurias por amor a su marido. Copio y pego un trozo de su biografía extraida de wikipedia. Es mucho más extensa y desde luego muy interesante , además hay infinidad de páginas que hablan de ella, pero es importante para mi dejar en este blog la huella de CLARA SCHUMANN por encima de la mayoría de las mujeres instrumentistas.

Clara Schumann (1819-1896) fue, sin duda alguna, la pianista más importante del siglo XIX. El público europeo la consideraba tan buena como Franz Liszt (1841-1886) o Sigismund Thalberg (1812-1871), otros pianistas virtuosos famosos en aquella época. Fue la esposa de Robert Schumann (1810-1856), uno de los más importantes compositores del Romanticismo alemán. Con Johannes Brahms (1833-1897), otro gran compositor del siglo XIX, cultivó una amistad que duró hasta la muerte. Clara fue admirada por otras personalidades de la época, como Goethe, Mendelssohn, Chopin y Paganini. Además de ser pianista, escribió su propia música y editó muchas obras de su esposo.

No compuso mucho,pero las obras que conservamos de Clara tienen gran mérito. Escribió música para piano solo, canciones para voz y piano, música de cámara y obras orquestales. Las razones por las que no se dedicó en mayor grado a la composición, a pesar de su talento evidente, fueron varias, entre ellas su carrera de concertista, sus ocho hijos, la devoción por su esposo y el papel de la mujer en el siglo XIX. Clara tuvo una formación musical privilegiada, lo que junto con su comprensión musical y habilidad le permitía abordar exitosamente la composición. Sin embargo, alguna vez escribió en su diario:

Alguna vez creí que tenía talento creativo, pero he renunciado a esta idea; una mujer no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de hacerlo, así que ¿por qué podría esperarlo yo?

Clara tuvo una gran fortaleza espiritual que le permitió soportar una vida dura como artista y llena de tragedias en el ámbito personal, como la separación de sus padres, la muerte prematura de varios de sus hijos y el intento de suicidio y la posterior muerte de su esposo. Pero también tenía también algunas inseguridades. Como compositora, por ejemplo, dudaba de su talento, sin importar que fuera evidente. No se consideraba bella físicamente, a pesar de que nos consta que era una hermosísima mujer. E incluso como pianista, después de escuchar a Liszt -quien, por cierto, la admiraba y la reconocía como gran pianista y compositora- pensaba que, si bien tocaba mejor que las mujeres pianistas de la época, no tenía nada que hacer frente al virtuoso de origen húngaro.

Como hemos visto, Clara no era precisamente una mujer "feminista". Sin embargo, fue una mujer fuera de serie en muchos aspectos. En aquel entonces, era frecuente encontrar "niñas prodigio" que tocaban muy bien obras de gran dificultad y conquistaban al público amante de la música. La mayoría de estas jóvenes, cuando llegaban a cierta edad, dejaban el concertismo y se dedicaban al hogar, a dar clases o a otras actividades musicales, alejadas de los escenarios. A diferencia de estas mujeres, la carrera de Clara continuó en los más altos niveles profesionales hasta pocos años antes de su muerte. Realizó alrededor de cuarenta giras de conciertos por el continente europeo y en todos lados era recibida con los más altos honores. Fue una profesional en el sentido económico también: cobraba dignamente, igual que los otros virtuosos de la época, pues fue por mucho tiempo el único soporte de la familia.
Fuente y más información en wikipedia.com


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